Co Latino-Masacre de El Mozote en la impunidad | 16 de Diciembre de 2011 | DiarioCoLatino.com – Más de un Siglo de Credibilidad

Posted on 2011/12/16

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Oscar Martínez
oscarmartineznerio@gmail.com*

Todos los diciembres se alaba el nacimiento del niño Dios, las madres disfrazan a sus hijos de “inditos” y a sus hijas de “inditas” en gratitud a la Virgen de Guadalupe, los sentimientos de  Nochebuena, paz, amor y alegría envuelve a todas las personas; pero en 1981, ese ambiente navideño de paz y amor no llegó al norte de Morazán.

Ese  jueves 10 de diciembre, llegó el Batallón Atlacatl a El Mozote en donde reunieron a no menos de mil mujeres, hombres, niños y niñas para asesinarlos, luego incendiaron sus viviendas de El Mozote, La Guacamaya, Cerro Pando, Los Toriles, La Ranchería, Jocote Amarillo y La Joya, según relatan algunos sobrevivientes.
Rufina Amaya, madre de 30 años, desgarrada, con angustia, dolor y lágrimas en su rostro tembloroso e impotente miraba como los militares desarraigaban los corazones y ahuyentaban sus almas de sus vidas de su hija de pecho y sus tres hijos menores de edad,  su esposo y demás vecinos.

El testimonio de Amaya, sobreviviente de la masacre de El Mozote, fue clave para que conociéramos de la barbarie y salvajismo de los militares del Batallón Atlacatl, cuando estos asesinaban a miles de mujeres, hombres y niños y niñas.

Amaya, murió un día martes seis de marzo de 2007, a la edad de 56 años. La valentía de esa mujer de levantar su voz de denuncia es digna de registrar en la historia salvadoreña y nos compromete para que generaciones tras generaciones conozcan su testimonio.

Oficiales al mando del Batallón Atlacatl; Comandante del Batallón Atlacatl, Teniente Coronel, Domingo Monterrosa Barrios; Ejecutivo, Coronel Natividad de Jesús Cáceres Cabrera; Jefe de Operaciones, Mayor José Armando Azmitia Melara; Comandantes de Compañías, Coronel, Juan Ernesto Méndez Rodríguez; Roberto Alfonso Mendoza Portillo; Teniente Coronel, José Antonio Rodríguez Molina; Teniente Coronel, Walter Oswaldo Salazar y José Alfredo Jiménez.

Es necesario aclarar que estos son algunos militares que pudo identificar la Comisión de la Verdad y por lo tanto no son todos, así que algún militar criminal puede andar por las calles con sus privilegios por haber servido a los intereses de su “gente y a su Patria”.

En el informe de la Comisión de la Verdad se lee que los militares realizaron los días 10, 11 y 12 de diciembre de 1981, un operativo militar de contrainsurgencia, denominado “Rescate” con el objetivo de eliminar la presencia guerrillera del lugar, La Guacamaya.

Los responsables del operativo militar fueron, Coronel Domingo Monterrosa, Comandante del Batallón Atlacatl; el Coronel Jaime Flores Grijalva, Comandante de la Tercera Brigada de Infantería; el Coronel Alejandro Cisneros, Comandante del Centro de Instrucción de Comandos de San Francisco Gotera; Mayor Natividad de Jesús Cabrera y el Mayor José Armando Azmitia.

El 24 de diciembre de 1981, Radio Venceremos denunció la masacre de El Mozote, el New York Times publicó un reportaje del periodista norteamericano, Raymond Bonner de la masacre, el 27 de enero de 1982  y la periodista mexicana del Washington Post, Alma Guillermoprieto publicó otro reportaje del  exterminio de la población civil de El Mozote.

El gobierno de los Estados Unidos, el 1 de febrero de 1982, envió apoyo económico y militar al gobierno salvadoreño y a la Fuerza Armada, sin importarles que la ayuda estuviera condicionada al respeto a los Derechos Humanos. Es evidente, que la masacre de la población civil no combatiente, no les importó.

Esas almas malditas con habilidades y destrezas militares para asesinar a personas civiles, fueron entrenadas y equipadas en los Estados Unidos. El informe de la   Comisión de la Verdad estableció que los fusiles M-16 usados en la masacre eran propiedad del gobierno Norteamericano al igual que las vainillas encontradas en el lugar de la masacre.

El viernes 26 de octubre de 1990, Pedro Chicas Romero, realizó una denuncia penal en el Juzgado de Primera Instancia de San Francisco Gotera, iniciativa que permitió realizar la primera exhumación, que hoy en día continúan, en este diciembre de 2011 brotaron de la tierra nueve osamentas que son pistas de la masacre.
Un equipo multidisciplinario de argentinos, integrado de antropólogo, patólogo forense, arqueólogo, balística y radiólogo, iniciaron en noviembre de 1992, las exhumaciones en el convento del pueblo, encontrando restos óseos de 143 personas e identificaron a 117.

Aunque dijeron que existe la posibilidad de un número mayor de muertos, no los pudieron identificar porque algunos cuerpos de niños fueron incinerados (quemados) y otros por la fragmentación de la parte de sus cuerpos se los impidió.

Los  expertos determinaron que de 143 esqueletos identificados de las víctimas, 131 eran niños menores de 12 años, cinco adolescentes, y siete adultos, una mujer embarazada de 3 meses.

El informe agrega que la edad promedio de los niños era de seis años, por tanto, existe evidencia suficiente que no participaron en combate, pues por sus edades, físicamente les era imposible sostener un fusil.

Al contrario si hay pruebas suficientes que sus muertes fueron víctimas intencionales de una ejecución masiva extrajudicial realizada por el Batallón Atlacatl.
El Presidente de la República de El Salvador y del partido Alianza Republicana Nacionalista -ARENA- Alfredo Cristiani, el Ministro de Defensa, General José Guillermo Mejía; el Jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada, General Rafael Flores Lima; el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, Dr. Mauricio Gutiérrez Castro no colaboraron para el esclarecimiento de este crimen al contrario entorpecieron las investigaciones.

El Dr. Castro se atrevió a decir que las exhumaciones solo demostraría, que en El Mozote solo encontrarían guerrilleros enterrados.
La Comisión de la Verdad concluye que la masacre de El Mozote fue una violación del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de Derechos Humanos, al haber masacrado a población civil no combatiente.

A 30 años de la masacre de El Mozote realizada en diciembre de 1981, una víctima pide justicia y responsabiliza al Batallón Atlacatl de la muerte de sus 22 familiares entre ellos su madre María Francisca Sánchez y su padre Ismael López.

El Canciller de la República de El Salvador, Hugo Martínez, reconoció que organismos del Estado, entre ellos la Fuerza Armada cometieron violaciones a los Derechos Humanos y abuso de poder, durante el conflicto armado.

El Procurador de los Derechos Humanos, Oscar Humberto Luna, pidió a la Fiscalía General de la República investigar la masacre de El Mozote para que sean juzgados los responsables y dignificar a las víctimas.

ACISAM, Ciudades Hermanas EE.UU-El Salvador, Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, Concertación Monseñor Romero, El Salvador Cultural, Fundación Share, UNES y Voces de la Frontera, afirman que las víctimas son un millar, en su mayoría niños, niñas y mujeres.

El Estado salvadoreño ratificó la Convención Americana sobre Derechos Humanos, aceptó la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, ratificó las Convenciones Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura y  la de Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
Las organizaciones piden al Gobierno salvadoreño cumplir las recomendaciones de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, entre ellas que derogue la Ley de Amnistía, identificar a los autores intelectuales y materiales e imponer las sanciones a funcionarios estatales que ayudaron a la denegación de justicia e impunidad.

El Estado salvadoreño ha ignorado el informe de la CIDH en relación a la masacre El Mozote, por ello, el caso se ha trasladado a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, instancia en donde Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador y el Centro para la Justicia y el Derecho Internacional demando al Estado.

Las exhumaciones de las víctimas de la masacre de El Mozote continúan, de sus tierras emergen huesos que con paciencia construyen rompecabezas que cobran forma de cuerpos de 819 personas, de estos 400 son niños -solo en el convento se encontraron a 140 osamentas de niños-, dijo el periodista venezolano, Carlos Consalvi.

Durante las noches heladas de diciembre, las luciérnagas marean con el viento e iluminan el ayer violento para dar paso a la búsqueda de la verdad, justicia y reparación de las víctimas junto con repobladores repletos de vida y esperanza de coexistir sin terror institucional.

Hoy en El Mozote se respira la fragancia de los añejados pinares, escuchando el tarareo del Torogoz y la legendaria orquesta de grillos que bautizan una nueva tierra fértil, dador de frutos para la subsistencia de las nuevas familias que gustan vivir en libertad,  paz y justicia social.

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