LPG-Se sabe lo que hay que hacer, pero no hay iniciativas en forma

Posted on 2011/08/19

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Nosotros, objetivamente, tenemos mejores bases de seguridad política y aun de estabilidad institucional. Entonces, ¿qué nos pasa?

Escrito por GN3.19 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
 

 

Nos referimos, específicamente, a la situación económica del país, en el marco de las condiciones y posibilidades actuales del desarrollo, que están cada vez más determinadas por lo que pasa en los planos globales, porque una de las características más resaltantes e insoslayables de este tiempo es la interacción que está generando nuevas realidades de interdependencia. Lo vemos en el día a día del mundo. Lo que pasa en Europa o en Asia se refleja de inmediato en lo que pasa en nuestro hemisferio. Lo que pasa en Estados Unidos tiene instantáneas repercusiones en todas partes. Nadie se salva de este dinamismo, que tampoco nadie es capaz de controlar, como se hacía en tiempos pasados, cuando el poder estaba encapsulado por las “grandes potencias”.

Es evidente que la crisis global que detonó en 2008 no se ha desactivado como para decir que se puede dar vuelta a la página. Se habla de las posibilidades de una “nueva recesión”; pero en verdad es el mismo fenómeno en otra fase. En todo caso, esta crisis, que es diferente a las anteriores, no puede ser resuelta con los criterios y los instrumentos que antes funcionaban o parecían funcionar. Para empezar, se requiere replantear conceptos básicos, como el de prosperidad y el de sostenibilidad. Las traumáticas experiencias europeas lo ponen en dramática evidencia. Y en ese panorama, muchas economías de zonas que no están en la cúspide tradicional del poder económico muestran desempeños mucho más consistentes, lo cual grafica sin tapujos la necesidad de hacer replanteamientos de todo lo que parecía teoría y práctica ya intocables.

Dentro de ese amplio espacio de realidades, nuestro país está en situación especialmente compleja. En crecimiento, vamos a la cola de Centroamérica, lo cual debería generar reacciones que vayan bastante más allá de consignar el dato, como se ha hecho hasta la fecha. Esto indica que nuestra competitividad no funciona como lo demandan las circunstancias nacionales, regionales y globales del momento. Es algo que hay que tratar a fondo y como cuestión y desafío de país. Desde luego, el desempeño de las finanzas públicas es punto clave en el momento actual. Como acaba de subrayar FUSADES en su informe sobre el segundo trimestre del año, los temas del gasto público y de la deuda creciente son altamente preocupantes, cada vez más. El déficit fiscal está en ruta a ser inmanejable, y esto no puede ser tratado a la ligera. Endeudarse siempre es un riesgo, y cuando se tiende a hacer para financiar gasto corriente se va en la vía del remolino sin fondo.

Cuando decimos al principio que se sabe lo que hay que hacer hablamos de decisiones elementales de buen gobierno, como son la austeridad convenientemente administrada y los estímulos que respondan a una eficiente y audaz política planificadora. No se trata de improvisar, sino de todo lo contrario. Se trata de que todos, comenzando por el Gobierno, seamos responsables y realistas, en función de un giro positivo y constructivo de país, que ya no puede seguir en las mismas.

Hay un deterioro progresivo del clima de inversión, en contraste con lo que pasa en algunos países del entorno inmediato. Nosotros, objetivamente, tenemos mejores bases de seguridad política y aun de estabilidad institucional. Entonces, ¿qué nos pasa? En primer lugar, acumulación de desconfianzas, que van llegando a niveles de descomposición, sin que nadie haga algo serio para revertir esa tendencia tan negativa para la nación entera y su desarrollo.

Se sabe lo que hay que hacer, pero no hay iniciativas en forma

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